Kalkriese, 1993. Un grupo de arqueólogos excava en la zona donde, más o menos, se ha documentado el campo de batalla central de la gran derrota romana de Teutoburgo. De repente, entre el fango, un objeto metálico y de aspecto fantasmagórico les mira de frente. Es la máscara de un soldado romano.
Decenas de estos objetos pululan por diversos museos a lo largo y ancho de lo que fue el Imperio Romano. Casi todos se enmarcan entre los siglos II-III, aunque la máscara de Kalkriese está perfectamente datada en el año 9 d.C. Aquellos fatídicos días de septiembre, todas las aspiraciones de Augusto para con la frontera de Germania se vinieron abajo. El emperador, ya anciano, recorrería por las noches los pasillos de su casa gritando aquello de ¡Quintilio Varo, devuélveme mis legiones! O, al menos así se lo imaginaría Suetonio casi cien años más tarde —cómo les gusta a los romanos dar tensión a los momentos negativos—.
La verdad es que, ver a un soldado —o grupo de soldados— montados a caballo y viniendo hacia ti con esas máscaras, debía dar miedo. Pareciera como si unos caballeros enviados por Plutón directamente desde el Hades vinieran a por ti para llevarte a lo más profundo de la tierra. Pero, afortunadamente, esto sólo es producto de mi imaginación para montar el contexto sobre estas piezas tan curiosas.

¿De dónde vienen estas máscaras? ¿Para qué se usaban?
Afortunadamente han quedado un par de referencias escritas con respecto al uso que se les daba a las máscaras.
Por un lado, tenemos a Flavio Josefo, que escribió a finales del siglo I d.C. Es un personaje curioso, puesto quen participó en la Guerra Judía contra y a favor de Roma. Sí, es lo que podríamos llamar coloquialmente un chaquetero. Comenzó en el bando de la revuelta contra el Imperio, para más tarde pasar al enemigo y escribir tanto parte de sus memorias sobre esa guerra como tambíen de la historia del pueblo de Israel. Y justo entre esos escritos hay una serie de referencias a un desfile militar de las legiones de Tito —que sería emperador entre los años 79 y 81—. Es ahí donde, como curiosidad hace una breve referencia a las máscaras metálicas usadas por algunos soldados de caballería.
El otro autor que menciona estos curiosos artefactos es Arriano. Éste, nacido y criado en Bitinia llegó a ostentar altos cargos tanto a nivel militar como político durante los reinados de Adriano y Antonino Pío. Debido a su experiencia militar escribió Táctica, donde nos habla de la hippica gymnasia, un entrenamiento o desfile con ejercicios militares de caballería. Es ahí donde nos dejó por escrito el uso de las máscaras.
Pero el origen del uso de este tipo de máscaras, según Peter Connolly, podría estar en el Próximo Oriente debido a algunos de los relieves del altar de Zeus en Pérgamo (siglo II a.C.). Bien es cierto que, una de las características de muchos de los cascos asociados a las máscaras, es su profusa decoración. Esa decoración casi barroca la encontramos en el casco de Sigliano (finales siglo IV a.C.-inicios siglo III a.C.), procedente de una tumba etrusca del siglo II a.C. y que se conserva en el museo de Perugia (Italia). Este tipo de cascos, posiblemente de origen Frigio, pudieron influenciar de manera temprana a los que encontraremos a continuación.

¿Máscaras femeninas y masculinas?
Una cosa que debemos tener clara con respecto al ejército romano es que, no todos se vestían igual. Esa marcialidad y norma en la vestimenta sólo la encontramos a través de la interpretación libre de películas, series y demás. De hecho, hasta el tema de los pasos «izquierda, derecha» en las formaciones, no aparecen en los ejércitos hasta el siglo XVIII. Sí es cierto que, al profesionalizar el ejército algunas cosas como el uso de las diferentes armaduras se estandariza. Pero en el tema cascos, espadas y un largo etcétera, aparte de las evoluciones propias de cada artefacto, hubo un abanico amplio de tipos.
Esto debemos tenerlo claro al acercarnos a ver los cascos y las máscaras también. Porque si nos fijamos en los registros arqueológicos, hubo casi tantos tipos de máscaras como portadores de las mismas. Aunque en los últimos años se han establecido una serie de tipologías atendiendo a los yacimientos arqueológicos donde han aparecido.
También hubo máscaras femeninas y masculinas, tal vez, como bien apunta Connolly, para representar luchas contra las amazonas en esas pruebas hípicas antes citadas.

¿Cuántos tipos de máscaras existen?
Como he comentado antes, tenemos casi tantos tipos de máscaras como personas que las portaron. Pero si rastreamos entre donde más abundan, podemos diferenciar tres zonas: limes britano, limes germánico y oriente. De entre esas tres zonas proceden las diferentes tipologías, agrupadas por nombres de yacimientos arqueológicos. Por ejemplo, para el limes britano existe el tipo Newstead —antigua Trimontium—, o para el germano el tipo Straubing —en la actual Baviera—. Una particularidad que he encontrado a la hora de buscar información sobre ellas es que, casi todas están fechadas entre los siglos II-III d.C. Sólo las del tipo Kalkriese y por algo obvio que es la fecha de la batalla de Teutoburgo serían un siglo más antiguas.
Estos tipos se han realizado, aparte de por la zona del Imperio Romano donde aparecen las máscaras, atendiendo a la forma de la cara, la decoración y otras particularidades.

Información adicional:
De todo esto hablaré en el nuevo directo de la cuenta del blog en instagram, el próximo miércoles 11 de noviembre a las 20:30 hrs. (hora española).
Para saber más:
-Connolly, P. La guerra en Grecia y Roma. Desperta Ferro.
-Quesada, F. Armas de Grecia y Roma. Forjaron la historia de la Antigüedad Clásica. Esfera de los libros.
-Fields, N. Roman auxiliary cavalryman. Osprey.
Muy bueno, con ganas de mas jejeje